En situaciones de crisis —y una pandemia es una gran crisis— el proceso emocional no es individual, hay un patrón grupal, despiertan las emociones colectivas, estamos juntos en esto.
Actualmente, las emociones colectivas son las protagonistas de nuestra sociedad. Esto se debe a que un desastre provoca estrés en la persona que lo vive o a quien le ha afectado de cerca. De este modo, si bien es cierto que no toda la población se ha contagiado de COVID, sí que prácticamente en su totalidad ha experimentado la enfermedad de alguna persona cercana, o las consecuencias socioeconómicas de la pandemia.
Diversos expertos han estudiado las fases emocionales por las que pasa una sociedad que vive una crisis
Los psicólogos Myers y Zunin han estudiado detalladamente las fases psicológicas que viven las sociedades y las organizaciones afectadas por una crisis de gran envergadura, estableciendo así seis momentos clave. Este estudio lo recoge el autor DeWolfe en su obra Training Manual for Mental Health and Human Service Workers in Major Disasters, (2000).
Si bien es cierto que se trata de un libro de hace un par de décadas, las fases psicológicas que en él se recoge son perfectamente aplicables a la crisis COVID que estamos viviendo actualmente. Veamos cuáles son.

- Antes del desastre. El virus apareció en China, un lugar alejado, lo que en gran parte de la población produjo la negación de su llegada a otros países. Pero llegó, y llegó como una desastre ante el cual no pudimos prepararnos, por lo que despertaron las emociones de vulnerabilidad e incluso de culpa.
- Impacto. La primera ola. La sociedad entera se bloquea y afloran emociones como la ansiedad y la rabia.
- Heroísmo o rescate. Solidaridad y aplausos a los sanitarios. En momentos de crisis colectivas, que generan emociones colectivas, el colectivo se une, aparecen el altruismo y la necesidad de identificar un –o unos– héroe(s) en quien confiar.
- Luna de miel. El resurgir del optimismo. Primeros pasos de la desescalada, avanzando hasta dejar atrás el confinamiento. El triunfo de los héroes y el poder recuperar ciertas libertades genera una sensación de esperanza y positividad generalizada.
- Desilusión. Se empiezan a evidenciar las consecuencias de la crisis sanitaria en otros ámbitos, como por ejemplo el económico. Además, las medidas en las que se confió casi ciegamente en la anterior etapa resultan no ser tan efectivas como se esperaba. Un paso atrás en el camino de vuelta a la normalidad. Además, es ya una fase avanzada, por lo que aparece también la fatiga pandémica. Llevamos mucho tiempo aguantando el tipo.
- Recuperación. Tras la desilusión, nos recuperamos. Según Myers y Zunin, en las grandes crisis esta etapa tarda aproximadamente un año en llegar. Pero llega. No obstante, debemos ser conscientes de que no es una etapa lineal. Habrá motores que impulsarán el avance a la meta, como la llegada de las vacunas, pero también obstáculos en el camino, como nuevas olas y rebrotes.
Actualmente nos encontramos entre la desilusión y la recuperación
La recuperación total, según explican los expertos, lleva años, puesto que incluso una vez superado el virus en sí, quedarán secuelas, tanto emocionales como económicas. En esos momentos, la desilusión estará al acecho, pero no hay que perder de vista que, aunque sea un proceso largo, tiene su fin.
Muchas gracias. Buenos artículos.