Miedo, ira y tristeza, tres emociones de supervivencia.
A lo largo de nuestra vida pasamos por varios acontecimientos que nos afectan, de alguna medida, y nos hace construir nuestra personalidad. Cuando vivimos un suceso trágico sentimos como un agujero negro en nuestro interior, un campo gravitatorio con tal fuerza que todas nuestras emociones se ven arrastradas a él. Esto hace que deriven en emociones negativas.
Al navegar por el cartel de Universo de emociones nos encontramos dos constelaciones básicas. Las denominamos como constelación de las emociones positivas y constelación de las emociones negativas. Hay que aclarar que todas las emociones son buenas y necesarias.
Las emociones negativas tienen tres centros principales, miedo, ira y tristeza. Son emociones muy intensas y necesarias en nuestro aprendizaje personal.
La tristeza, por ejemplo, fomenta un estilo crítico y analítico de pensamiento que nos ayuda a no ser engañados.
El miedo es la emoción más intensa. Se experimenta ante un peligro real e inminente. La función de esa emoción es adaptar a estrategia oportuna para sobrevivir. Si vamos paseando por nuestra ciudad, y encontramos un tigre a escasos metros, experimentamos miedo.
Percibimos ira cuando las cosas no suceden como queremos o cuando alguien no nos trata como creemos que nos merecemos. Con ella aprendemos a defendernos de lo que nos puede hacer daño. La principal reacción de la ira es atacar.
Aprender a gestionar estas emociones es fundamental para poder consolidar una buena salud mental. Además, para poder sanar y mantener a largo plazo nuestros vínculos y nuestras relaciones, debemos establecer un equilibro en la experimentación de estas emociones intensas. El libro de Universo de Emociones es una herramienta didáctica y divulgativa, que nos permite conocer qué sucede en nuestro interior.
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