¿Cómo controlar las emociones cuando estudio?
En época de exámenes nos obligamos a mantener una buena concentración lo que requiere un esfuerzo mental.
Una de las emociones más comunes entre los estudiantes es la preocupación, que en este sentido pertenece a la galaxia ansiedad. La preocupación es una inquietud frente a algo que capta nuestra atención y que aún no ha ocurrido. En cierto sentido, es una búsqueda de lo que puede ir mal y cómo evitarlo. Y esto es bueno si se hace con equilibrio, lo malo es exagerarlo.
La ansiedad es desproporcionadamente intensa. Su función es aportar soluciones a los peligros de la vida. Hay que tener en cuenta que las emociones tan intensas pueden absorber nuestra atención y perturbar nuestro estado de concentración.
Otras emociones vinculadas con la ansiedad y que experimentamos bajo presión son el estrés y el nerviosismo.
Hay quien emplea sus emociones para motivarse y se centra en ser productivo. La motivación está ligada a emociones positivas como el ánimo, el entusiasmo y la ilusión.
Los estados de ánimo positivos aumentan la capacidad de estudio ayudando a pensar con más claridad y facilita la soluciones a los problemas.
Gestionar emociones es la base del aprendizaje social y emocional. Pero para ello es imprescindible identificarlas y situarlas previamente.
El riesgo es algo que se pone y la incertidumbre es lo que provoca después